miércoles, 11 de abril de 2012

Actividades para despertar el interés y el gusto por los libros y la lectura

Sugerencias para docentes de educación primaria y secundaria
Muchacha enamorada de la lectura y de los libros


1.- Lleve al salón de clase un libro de cuentos, de poesía, una novela, chistes, caricaturas, revista, etc. Y dígales a sus estudiantes que ha invitado a un amigo de su infancia, que es muy especial, explíqueles que es alguien muy importante y ubíquelo en una especie de altar improvisado en el centro de todos, o en el lugar que ellos propongan. Hasta este momento ellos sabrán que se trata de un libro. Déjelo y vea lo que pasa: se arriman a observarlo, hacen círculo, alguien lo pide prestado para leerlo, le sugieren que lo ponga en otro sitio, etc.
2.- Lleve al aula una pintura, un dibujo, una maqueta, o un plano, e invítelos a observar cada detalle y lo anoten en sus cuadernos, incluso aquello que les parezca insignificante o que les resulte atractivo. Luego que compartan en voz alta lo encontrado en la imagen. Rételos a inventar una historia con todo lo hallado.
3.- Antes de iniciar la clase, dígales que ha llegado disfrazada del personaje de su cuento favorito, pero escoja uno de los personajes malvados de manera que se muestren curiosos y pregunten por qué escogió a tal personaje. Justifique con respuestas improvisadas, y pídales luego que se disfracen con un personaje. Oriénteles que la clase será un cuento maravilloso con todos los personajes que han asistido (anímelos para que se olviden de sus nombres reales y se llamen con el nombre del personaje del cual se han disfrazado).
4.- Haga de la clase una fiesta de espantos y pida a sus alumnos que se disfracen de ahuizotes. No olvide que usted será primero en disfrazarse. Antes de finalizar la clase sugiera hacer un cuento con todos los ahuizotes presentes. El cuento puede ser oral o escrito.
5.- Cuénteles una historia de humor, miedo, misterio, romance; dígales que es una historia real que vivió usted, aunque no sea cierto. (Si, mientras usted cuenta la historia o al finalizar, ellos empiezan a hacerle preguntas, responda y no se preocupe por las respuestas. Ellos se darán cuenta que su historia no es realmente su historia, pero estarán encantados de que la haya asumido como suya). Invítelos a contar sus propias historias.
6.- Lea un cuento o poema de amor, indique el título, su autor, nacionalidad, pídales que digan el nombre de una persona que se encuentre en el aula para dedicárselo. Pregúntele a la persona si desea que se le dedique y comience, más o menos, con estas palabras: “porque naciste el día que mi corazón se abrió al universo como una flor ofreciendo su perfume… este poema (o cuento) te dedico yo”. Léalo como si realmente estuviera enamorado/a de la persona.
7.- Léales el cuento más corto del mundo, de Augusto Monterroso, El dinosaurio: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí”; e invítelos a crear cuentos cortos. Deles libertad para que puedan parodiar el cuento de Monterroso; permítales recrear en un dibujo una escena del cuento, hacer un mapa del sitio donde se hallaba el dinosaurio, o lo que ellos sea que se hayan imaginado al finalizar su lectura.
8.- Léales una ventana de Eduardo Galeano, o un haikus de Mario Benedetti. Invítelos a crear sus propias ventanas y haikus (explique, por supuesto, antes, lo que es una ventana y un haikus).
9.- Tome una frase de El Principito de Antoine de Saint Exupèry (o de cualquier otro libro que usted pretenda motivar su lectura), léala en voz alta a manera de reflexión antes de iniciar la clase. Dé a conocer la obra y su autor (de ser posible, lleve al aula un ejemplar de la obra), su nacionalidad, lugares y años que vivió, otras obras publicadas. Cuénteles por qué le gusta ese libro, el autor mismo, y qué cosas encuentra interesante en la lectura. Luego, dígales que el libro estará disponible para quienes deseen leerlo.
10.- Lea en voz alta una frase de un cuento o de una novela y pregunte qué cosas se imaginan, a qué los inspira, si han oído o leído antes la frase, si saben quién la escribió, y/o a qué obra pertenece. Deles toda la semana para que indaguen y al lunes siguiente le cuenten cómo les ha ido. Finalmente, presénteles la obra y al autor, léales un fragmento y disponga la obra para los interesados.
11.- Escoja un cuento, una novela, o un libro de poesía, y cada día lea fragmentos (si es poesía, lea un poema diario) en voz alta. Pregúnteles si les va gustando la historia del cuento o la novela, o el tipo de poesía que está leyendo. Invítelos a que alguien lea un trozo del cuento o novela, o recitar un poema en voz alta. Recuerde que si nadie quiere, no lo debe imponer.
12.- Dígales que ha invitado a la clase al hombre invisible (puede ser una mujer o un animal), y que les pide atención y respeto para el visitante. Si le preguntan que cómo se llama el visitante, invéntele un nombre, y rápidamente cuénteles un cuento sin que ellos se lo pidan. Recuerde que el cuento tiene que ser sobre el visitante, por tanto, invéntelo desde antes de ir a la clase.
13.- Póngales a oír alguna canción instrumental muy suave de manera que se puedan concentrar. Si cierran los ojos, el ejercicio tendrá un mejor resultado. Cada estudiante se acomodará en el aula como mejor se sienta: acostado, sentado, recostado en la pared, de pie, recostado en uno de sus compañeros/as, etc. Enseguida, que cada uno exprese de forma oral o escrita los sentimientos y emociones que le provocó la música.
14.- Incluya en su horario académico la Hora del Cuento o del Libro, o la hora de la lectura (si se puede inventar otro nombre, mejor) y dedíquelo con sus estudiantes a hablar de libros que usted haya leído y a conocer las lecturas favoritas o preferenciales de los mismos.
15.- Organice, en conjunto con la dirección del colegio, una vez al mes, el día de la lectura en el auditorio o un salón amplio. Expongan todos los libros que puedan tener (poesía, cuento, novela, ciencias, informática, etc.), y en vez de iniciar cantando el Himno Nacional o un discurso aburridor léase un cuento de humor, de manera que abra las puertas de la curiosidad y provoque el interés por leer algo de lo que hay.
16.- Celebre la semana del cuento hecho drama. Conforme grupos, según la cantidad de alumnos tenga en el aula, procure que ninguno sobrepase los seis miembros, y por sorteo reparta los cuentos una semana antes, de modo que tengan tiempo para leerlos y ponerse de acuerdo para el ensayo y la representación. Indíqueles que el único recurso a usar para su vestuario es la imaginación y la creatividad. Los cuentos se pueden representar uno por día, y al momento de hacerlo invite a los alumnos de los otros grados.
17.- Elabore la biografía de un poeta, cuentista, novelista, y ubíquela en el lugar que usted sienta que sus estudiantes frecuentan más dentro del aula de clases. Haga una lista de sus obras y que se pueden encontrar en la biblioteca. Invítelos a visitar la biblioteca escolar y prestar libros.
18.- Motive a un grupo de estudiantes a conseguir por Internet fotografías de autores, pídale que las impriman, y juntos elaboren el álbum fotográfico literario. Otro grupo puede elaborar sus biografías; otro, hacer una muestra de cuentos o poesía de los mismos. Organicen una exposición itinerante que recorra todas las aulas de clase, y que dure un día entero en cada una, de manera que incentiven al resto de estudiantes del colegio a hacer lo mismo o algo parecido.
19.- Escriba en pliegos de cartulina grande, en una columna, los nombres de personajes héroes de cuentos, como Caperucita Roja, Cenicienta, Gato con botas, Pinocho, Flautista de Hamelín, Hanzel y Gretel, Príncipe, Sirenita, y en otra columna, nombres de personajes villanos de los mismos cuentos, Lobo Feroz, Bruja, Madrastra, etc., dígales que reescriban las historias y cambien, en la medida de lo posible, a los personajes. Que cada uno lea el cuento que ha escrito.
20.- Conduzca a sus estudiantes fuera del aula e invítelos a observar todas las cosas u objetos que haya en el patio de la escuela. Pídales que cada uno identifique algún objeto que le parezca raro. Identificado el objeto, motívelos a escribir un poema, un cuento, una canción o un dibujo. Respecto al dibujo, que ellos decidan los materiales a usar. Luego, abra el diálogo para que cada estudiante cuente su experiencia. Si alguien no hizo nada o no quiere compartir, recuerde respetar su libertad.
21.- Construya junto a sus estudiantes una carpeta o álbum donde guarden sus trabajos literarios. Una vez al mes, dedique la clase al álbum o carpeta. Que cada estudiante revise sus escritos y los lea para mejorarlos. Usted sugiera qué cosas podría mejorar. Permita el intercambio de sugerencias entre ellos.
22.- Cree en el salón de clase o en los corredores del colegio un espacio para la realización de un Mural Literario donde sus alumnos exhiban los mejores de sus trabajos seleccionados del álbum o carpeta (entienda que “los mejores” serán escogidos por sus propios autores).
23.- Dedique por lo menos 20 minutos de su clase a leer en compañía de sus estudiantes. Que cada uno lea el libro (cuento o novela) de su preferencia. Dígales que hay libertad para leer como quieran, de pie, sentados o acostados. Pida que alguien lea en voz alta un fragmento de lo que lee, y si nadie es voluntario puede hacerlo usted, si no déjelos continuar con la lectura.
24.- Cuando pida a sus estudiantes leer en voz alta en clase, evite corregir sus errores de dicción y buena entonación; permítale leer hasta que él/ella desee. Siempre prémielo con un aplauso o con un “me gustó (gusta) cómo leíste (lees) ese cuento”.
25.- Recomiende para el fin de semana lecturas de obras y autores que usted considere de una gran calidad literaria; recuérdeles que no es tarea, que si alguien no quiere leer, no importa, pero que usted leerá las mismas obras y le gustaría compartirlas con ellos y platicar sobre los dramas que se narran en el libro.
Flor de María López, José Luis Núñez & Xiomara Sotelo
interpretando Sapo enamorado.
26.- Proponga reunirse el fin de semana en su casa o en la de uno de los compañeros para leer cuentos y novelas, poesías y ensayos. Dígales que es libre para quienes quieran participar, y si alguien tiene algún libro que proponer, que lo haga antes del viernes para darse un chance y buscarlo en la biblioteca escolar.
27.- Invítelos a un recital de poesía o lectura de cuentos que usted mismo ha organizado en el parque de su barrio, en la esquina de su cuadra, en la rotonda, en el bulevar, o en la misma entrada del colegio. Recuerde hacer una selección de todos los temas, desde románticos hasta sociales, científicos, mitológicos y fantásticos.


Jinotepe, 2007-2008 

José Luis Núñez 

jueves, 5 de abril de 2012

Apuntes sobre libros y literatura

A Propósito del 2 de abril, Día Internacional de la literatura y el libro infantil en honor a Hans Cristhian Andersen
José María "Chema" Campos compartiendo la lectura de un cuento en la 
Feria Internacional del Libro en Centroamérica, 22 de septiembre de 2007

1.- La literatura para niñas y niños es tan amplia, tan diversa y tan de buena calidad, pero tan poco vivida en las escuelas de Nicaragua, que las y los docentes no tienen otra alternativa sino que recurrir a los miserables libros de textos que destruyen el alma, aniquilan la creatividad y secuestran la imaginación. Y recurren a ellos no sólo como una necesidad ante la carencia sino empujados por las políticas educativas que hacen de la carencia una estrategia para matar el poco pensamiento que se escurre en las aulas de clase.
2.- Promover el gusto por los libros en nuestra niñez nicaragüense resulta una tarea bastante difícil si consideramos que nadie puede dar a otros lo que no tiene, lo que nunca ha recibido, y si tomamos en cuenta que a nuestros docentes nunca se les inculcó este gusto que no es ni tan nuevo pero sí tan poco promovido, todo intento sería un fracaso, una inversión inútil, si no se cuenta con las estrategias mínimas para vencer estas dificultades.
3.- La imaginación y la creatividad son como dos estómagos unidos e inseparables, tan inseparables que ni siquiera una intervención quirúrgica podría desunirlos. No es posible alimentar a uno y hacerle aguantar hambre al otro. Y la única manera de alimentarles es dándoles de comer un poquito de imaginación y otro poquito de creatividad. Este alimento es tan común y ni siquiera es escaso. Se le encuentra en los cuentos de hadas, en las fábulas, en los cuentos de caminos, en las aventuras del latinoamericano Tío Coyote y Tío Conejo, en las tradiciones indígenas, en fin, en los libros y en las mil y una historias que cuentan las abuelas y los abuelos a sus nietos.
4.- Si nuestras células necesitan de vitaminas para seguirse multiplicando y poder darle movilidad a nuestro cuerpo, de igual manera nuestro espíritu necesita de estímulos para estar más vivo, sentirse más vivo, para darle movilidad a esta nuestra vida que con pocas ganas ya camina hacia la desesperanza.
5.- Un docente que da de comer a sus estudiantes un poquito de imaginación y otro poquito de creatividad y que les da a beber jarabes de fantasía, sería un docente que ha despertado a una nueva realidad posible, un mundo de libertad plena, de sueños y esperanzas, de posibilidades infinitas, como el encontrarse con el yo, el reconocerse como sujeto de derecho y artífice de su propia historia. Pensar en un docente así es pensar y creer que el sistema no podría atar ni esclavizar a las personas por los siglos de los siglos.
6.- La Biblia cristiana tanto como El Popol Vuh (que es la Biblia Indígena, escrita por el pueblo maya-quiché) hablan de un proceso de creación, donde todas las cosas que vemos, tocamos y sentimos fueron puestas para el deleite de nuestros ojos, de nuestra boca, de nuestros oídos, de nuestra nariz, de nuestras manos y nuestros pies, para la satisfacción plena de nuestro espíritu que en el orgasmo universal forma un solo espíritu con el de los animales, el de los bosques y el de las estrellas. Pero ese proceso de creación fue solo una motivación inicial, no se ha terminado, continúa en cada niño, en cada niña, en cada mujer, en cada joven, en cada hombre, en cada persona que se sienta un rato a pensar, a buscar maneras y alternativas para enfrentar adversidades o festejar triunfos, celebrar victorias.
7.- Nadie, absolutamente nadie, en pleno siglo 21, podría argumentar la imposibilidad de alimentar nuestras fantasías y nuestros sueños. Nadie, absolutamente nadie, podría invocar carencias de creación literaria y justificar así el crimen que se comete contra tantos y tantos millones de niñas y niños que no asisten a la escuela y tampoco se les lee un cuento en cualquier parte de este planeta. La carencia económica tendría validez como argumento si y sólo si los pocos ingresos se destinan para medio nutrir los miles de pancitas que sufren ante la falta de un plato de frijoles y cundidas de parásitos, y no para ir a cancelar viejas deudas adquiridas en el vicio, tales como el consumo de cigarrillos, de alcohol, drogas, etc.
8.- Es comprensible que en una familia de recursos escasísimos y varios miembros, y de la cual el sistema sólo se ha preocupado por empobrecerla más, no se lea un libro, pero no se justifica, porque esta familia tiene iguales derechos aun si viviera en las extremidades más paupérrimas del planeta, lo mismo que una familia que vive con decencia y come hasta hartarse en la capital, en sus restaurantes, sus centros comerciales, y en todo eso que llaman “el pie derecho de la civilización”.
9.- El gusto por los libros y la lectura debemos entenderlo como un principio inviolable de autoestima y el desarrollo humano. Hay quienes se placen en tomar un trago de café amargo, una copa de vino para digerir la carne, en comer una fruta verde o madura. En el mundo existen tantos placeres y el de los libros y la lectura es sólo una referencia de lo que la persona humana necesita y tiene derecho a gozar.
10.- Leer es hacer el amor con la vida, es participar de la orgía más universal y la única permitida, es unirse en oración por los héroes que murieron, es provocar que la energía del cosmos alumbre en las mentes y en los hogares que, aun teniendo energía eléctrica, viven a oscuras.
11.- Conocimos a Caperucita Roja en una épica aventura con el lobo feroz, luego la vimos paseando por Manhattan, y más recientemente ha estado en la zona rosa. Hasta parece muy probable que antes del nuevo siglo Caperucita Roja se convierta en símbolo de redención humana o de perdición, visto, claro está, desde la otra esquina: deja de ser la niña amable e inocente y pasa a ser la coqueta, la atrevida, la domadora de lobos feroces.
12.- El lobo feroz ha sido convertido en un criminal, en un delincuente de primera clase, en un asesino carnívoro que mata sin piedad. Hasta parece que Jack el Destripador se inspiró en nuestro buen amigo. Sin embargo, el lobito feroz ha tenido la oportunidad de defenderse ante la humanidad que lo ha criminalizado y ha construido su propia versión de los hechos. Y así, ha contado a cada lector, como si de un jurado se tratara, cómo es que realmente sucedió aquello de que él se comió a la abuelita de Caperucita y a la misma Caperucita e inclusive a los tres cerditos.
13.- Caperucita Roja no era una niña buena como se nos ha hecho creer. Tampoco lo era su abuelita y menos su madre. El sufrido aquí fue el lobito feroz, víctima del enamoramiento de Caperucita, quien en complicidad con su abuelita y un poco de astucia de su madre sedujo al pobrecito lobito feroz. Ante la negativa de éste, lo acusó con los leñadores y pues ya sabemos cómo terminó la historia. ¡Ah! Lo de los tres cerditos fue un accidente, no era intención de nuestro lobito feroz comérselos. El lobito feroz se había resfriado y le dio gripe. Y buscando una casita donde guarecerse del frío y de alguna brisa, quiso tocar a la puerta de sus amigos, con tan mala suerte que antes de tocar se le vino un estornudo tan fuerte que derribó las casas. Fue un accidente, no homicidio. Y si se los comió es porque de todas maneras las aves de rapiña los hubieran devorado.
14.- Nosotros somos el jurado de conciencia, aunque por conciencia hemos condenado a tantos inocentes. Y como tal, es nuestra obligación moral, social y políticamente correcta, hacer saber al lector nuestro veredicto y nuestra sentencia. La culpa, al final, no es ni de Caperucita Roja ni de nuestro buen amigo el Lobo Feroz sino de las épocas y de los malos escritores que son tan malos que pretenden darnos clases de moral cuando sólo deberían hacernos reír con sus historias.
15.- La literatura me ha enseñado que lo que una mujer o un hombre escribe es únicamente un retrato hablado de su propia figura, de su decadencia o de su realización como ser humano. Es así que descubrí a Hans Cristhian Andersen como un verdadero patito feo, luchando por alzar vuelo y conquistar las alturas como lo hacían sus amigos los gansos. Y a Mario Montenegro, como un caballito que se fuga de las páginas del cuaderno donde su propio hijo lo ha dibujado. A Leo Lionni, defendiendo el arte, con Frederick, uno de sus tantos hijos. Y me descubrí a mí, como un payaso de nombre Peluquín que quiere hacer una gran fiesta para las niñas y niños del mundo entero, donde la Princesa Luna y las luciérnagas, sus damas de compañía, serían homenajeadas por dar tanta luz y color a nuestras vidas.
16.- Para viajar a otros países ya no necesitamos de visas ni pasaportes. Basta que nos montemos en un libro. Basta que nos subamos en el Caballito de Palo y nos echemos a volar. Basta que le estrechemos nuestras manos a Tikki-Tikki Tembo. Basta que nos lancemos al mar y vivamos aventuras con el Pez Arco Iris. Basta que hablemos con María Candelaria y nos cuente de sus mazorcas. Estamos acabando con las fronteras sociales, literarias, culturales, aunque las fronteras geográficas las mantengamos por si acaso algún agente infiltrado que quiera presumir de libertad.
17.- La magia de leer y contar cuentos antes de dormir es un episodio que se ha registrado repetidas veces en la historia de la humanidad. Dormirse tranquilamente, después de haber leído o escuchado una lectura, te da la posibilidad de tener sueños relajados y de superar las pesadillas. Si en las pesadillas te perseguían los monstruos, en los sueños viajas por los caminos del arco iris, en la vida real ya puedes sentirte orgulloso y levantar en alto tu mano proclamando una victoria. Los libros nos hacen héroes. Y nos hacen libres para vivir en libertad.
18.- El octavo pecado capital debería ser declarado como la negación de los adultos a que las niñas y niños escuchen o lean. Y el castigo para quien incurra en este pecado debería ser ponerlo a dormir sobre una cama de libros de todos los tamaños, todos los colores y todas las historias posibles, hasta que se redima escribiendo y leyendo sobre sí.
19.- Sin duda alguna, el libro representa la octava maravilla del mundo y como tal se le debería dar ese título y todas las librerías y bibliotecas del mundo, así mismo, ostentar dicho título a grandes rasgos con diferentes tipos de letras, formas y colores, en sus entradas principales, sus paredes. De ser posible, que al libro se le pudiera poner en un altar.
20.- Es cierto que la mayor cantidad de libros posible se encuentra en las bibliotecas. Sin embargo, una biblioteca no es el lugar idóneo para un libro como tampoco la cárcel es el lugar apropiado para una persona decente y buena conducta. El encierro es para los delincuentes y criminales que atentan contra la paz y el bien común de nuestras sociedades. Pero si a un libro se le encierra detrás de una vitrina y se le pone etiquetas de clasificación sería porque alguien ya lo hubiere considerado como una amenaza, alguien que provoca la subversión de los pueblos, que desestabiliza la tranquilidad de las sociedades anquilosadas y que podría terminar en una revolución.
21.- La biblioteca no es un templo sagrado como para que se me prohíba leer en voz alta. Leer en voz alta es establecer un diálogo, es conversar con nuestro amigo el libro. Y en un diálogo hablamos los dos. Interactuamos los dos. Reímos los dos y lloramos los dos. Es la única conversación donde podemos contar abiertamente nuestros secretos, fantasías y miedos y tenemos la plena seguridad de que siempre será un secreto, una fantasía y un miedo, porque el libro es nuestro amigo, es fiel, nunca nos hará una traición.
22.- Cuando queramos entender algunas situaciones difíciles de la vida, pidámosle consejo al Principito. Si queremos saber cómo se desangran las flores, leamos Historia de una Rosa. Si queremos vivir aventuras, viajemos con Gulliver o démosle la vuelta al mundo en ochenta días. Si queremos volver a nuestra niñez, transformémonos en Peter Pan. No hay nada más hermoso que hacer las cosas que más nos gustan y que nos guste todo lo que hacemos.
23.- Podemos vivir arrechos durante cinco noches o buscarnos un diente, si nos falta, para que el amor de nuestra vida se anime, al fin, a darnos un beso. Podemos, si lo deseamos, hacernos invisibles y para volver a ser visibles robarle a la noche un pedacito de su oscuridad. Podemos luchar contra el dragón que quemaba cien bosques enteros en tan sólo diez segundos y salvar a la princesa Elizabeth y al príncipe Ronaldo, o dejar morir al príncipe y quedarnos con la princesa. O podríamos convertirnos en una cosa hambrienta y pedir más comida en un lenguaje que nadie nos pudiera entender.
24.- El libro no es un maestro, pero enseña; no es catequista ni religioso, pero adoctrina; no es un payaso, pero nos hace reír con tantas cosas inverosímiles; no es un mago, pero nos gustan las cosas que hace aparecer y desaparecer; no es un ladrón, pero nos roba nuestro tiempo y nos lo devuelve enriquecido; no es un hermano, pero hace que nos sintamos comprendidos; no es nuestro amante, pero nos permite vivir el mejor de los placeres.
25.- Una niña o un niño que no lee, se está privando de alcanzar el nirvana. Las abuelas y los abuelos que leen, tienen asegurada su resurrección. Las personas que queman libros son asesinos del pensamiento, homicidas de las ideas. Y los presos que leen, tienen segura su libertad. Los campesinos que leen, no serán más esclavos del trabajo ni del patrón. Y los patrones que leen, son condescendientes con sus trabajadores y practican la justicia.
26.- No existen ni buenos ni malos libros. Tampoco existen buenos o malos escritores. Son los editores los malos. Son ellos los que hacen que un libro no sea del agrado de cierto público. Es culpa de los editores si un libro es escupido o tirado a la basura. Los ilustradores también tienen su parte de culpa, al no leer correctamente las historias y plantear en imágenes lo que según ellos es lo adecuado, lo que sería del gusto de las niñas y niños.
27.- Un libro recoge la memoria de la humanidad. Sus deseos, sus miedos, sus ambiciones, sus fracasos y sus trampas. En sus páginas se pinta con acuarelas y al carbón mil y una historias que nunca hemos contado ni escuchado. Historias sin fin. Historias de amor. Historias de bandidos. Revelaciones misteriosas. De visitantes nocturnos que vienen del más allá. De expediciones a través del tiempo.
28.- Al leer se desarrolla una relación tan estrecha, tan íntima, entre el libro y el lector, que uno como lector termina siendo cómplice. Y cuando no, suplanta al personaje-protagonista y se roba la historia, asume la historia como de sí. Al leer, uno se introduce tanto en la historia que termina siendo parte de ella.
29.- Las mejores aventuras que una niña o un niño podría vivir es escuchar un cuento sentado en las piernas de su madre o de su padre. Esta imagen formará parte de los grandes tesoros que el niño o la niña cuidará por siempre y la guardará en su memoria. Bien puede ser una leyenda indígena, una historia de familia, o algo de las múltiples andanzas que en la época de adolescente se vivieron.
Un patito feo llamado Hans Cristhian Andersen
30.- El mundo literario infantil es un mundo poco explorado. Pocas personas asumen el riesgo escribiendo una historia que ignoran si tendrá o no aceptación. Resulta más fácil escribir para lectores con experiencia, lectores avanzados, que podrían digerir, si no con facilidad, al menos, con cierta regularidad uno que otro libro cuyo tema resulte de interés, y no para lectores que apenas empiezan a formarse y que son bombardeados constantemente por la TV y las historias que han sido degeneradas por Disney World.
31.- Aventurarse a escribir para niñas y niños es un privilegio de pocos. Sin embargo, el éxito de la literatura infantil no radica en escribir para niñas y niños del mundo entero sino en escribir lo que a nuestro niño interior le interesa. Escribir para uno mismo, pues. Cuanto más un escritor escriba sobre sí mismo o permita el reflejo de sus pasiones en todo lo que escribe, más aceptación tendrá. Ese es el secreto y el arte de saber comunicarse.

El Viejo, 2 y 3 de abril de 2012

José Luis Núñez