jueves, 5 de abril de 2012

Apuntes sobre libros y literatura

A Propósito del 2 de abril, Día Internacional de la literatura y el libro infantil en honor a Hans Cristhian Andersen
José María "Chema" Campos compartiendo la lectura de un cuento en la 
Feria Internacional del Libro en Centroamérica, 22 de septiembre de 2007

1.- La literatura para niñas y niños es tan amplia, tan diversa y tan de buena calidad, pero tan poco vivida en las escuelas de Nicaragua, que las y los docentes no tienen otra alternativa sino que recurrir a los miserables libros de textos que destruyen el alma, aniquilan la creatividad y secuestran la imaginación. Y recurren a ellos no sólo como una necesidad ante la carencia sino empujados por las políticas educativas que hacen de la carencia una estrategia para matar el poco pensamiento que se escurre en las aulas de clase.
2.- Promover el gusto por los libros en nuestra niñez nicaragüense resulta una tarea bastante difícil si consideramos que nadie puede dar a otros lo que no tiene, lo que nunca ha recibido, y si tomamos en cuenta que a nuestros docentes nunca se les inculcó este gusto que no es ni tan nuevo pero sí tan poco promovido, todo intento sería un fracaso, una inversión inútil, si no se cuenta con las estrategias mínimas para vencer estas dificultades.
3.- La imaginación y la creatividad son como dos estómagos unidos e inseparables, tan inseparables que ni siquiera una intervención quirúrgica podría desunirlos. No es posible alimentar a uno y hacerle aguantar hambre al otro. Y la única manera de alimentarles es dándoles de comer un poquito de imaginación y otro poquito de creatividad. Este alimento es tan común y ni siquiera es escaso. Se le encuentra en los cuentos de hadas, en las fábulas, en los cuentos de caminos, en las aventuras del latinoamericano Tío Coyote y Tío Conejo, en las tradiciones indígenas, en fin, en los libros y en las mil y una historias que cuentan las abuelas y los abuelos a sus nietos.
4.- Si nuestras células necesitan de vitaminas para seguirse multiplicando y poder darle movilidad a nuestro cuerpo, de igual manera nuestro espíritu necesita de estímulos para estar más vivo, sentirse más vivo, para darle movilidad a esta nuestra vida que con pocas ganas ya camina hacia la desesperanza.
5.- Un docente que da de comer a sus estudiantes un poquito de imaginación y otro poquito de creatividad y que les da a beber jarabes de fantasía, sería un docente que ha despertado a una nueva realidad posible, un mundo de libertad plena, de sueños y esperanzas, de posibilidades infinitas, como el encontrarse con el yo, el reconocerse como sujeto de derecho y artífice de su propia historia. Pensar en un docente así es pensar y creer que el sistema no podría atar ni esclavizar a las personas por los siglos de los siglos.
6.- La Biblia cristiana tanto como El Popol Vuh (que es la Biblia Indígena, escrita por el pueblo maya-quiché) hablan de un proceso de creación, donde todas las cosas que vemos, tocamos y sentimos fueron puestas para el deleite de nuestros ojos, de nuestra boca, de nuestros oídos, de nuestra nariz, de nuestras manos y nuestros pies, para la satisfacción plena de nuestro espíritu que en el orgasmo universal forma un solo espíritu con el de los animales, el de los bosques y el de las estrellas. Pero ese proceso de creación fue solo una motivación inicial, no se ha terminado, continúa en cada niño, en cada niña, en cada mujer, en cada joven, en cada hombre, en cada persona que se sienta un rato a pensar, a buscar maneras y alternativas para enfrentar adversidades o festejar triunfos, celebrar victorias.
7.- Nadie, absolutamente nadie, en pleno siglo 21, podría argumentar la imposibilidad de alimentar nuestras fantasías y nuestros sueños. Nadie, absolutamente nadie, podría invocar carencias de creación literaria y justificar así el crimen que se comete contra tantos y tantos millones de niñas y niños que no asisten a la escuela y tampoco se les lee un cuento en cualquier parte de este planeta. La carencia económica tendría validez como argumento si y sólo si los pocos ingresos se destinan para medio nutrir los miles de pancitas que sufren ante la falta de un plato de frijoles y cundidas de parásitos, y no para ir a cancelar viejas deudas adquiridas en el vicio, tales como el consumo de cigarrillos, de alcohol, drogas, etc.
8.- Es comprensible que en una familia de recursos escasísimos y varios miembros, y de la cual el sistema sólo se ha preocupado por empobrecerla más, no se lea un libro, pero no se justifica, porque esta familia tiene iguales derechos aun si viviera en las extremidades más paupérrimas del planeta, lo mismo que una familia que vive con decencia y come hasta hartarse en la capital, en sus restaurantes, sus centros comerciales, y en todo eso que llaman “el pie derecho de la civilización”.
9.- El gusto por los libros y la lectura debemos entenderlo como un principio inviolable de autoestima y el desarrollo humano. Hay quienes se placen en tomar un trago de café amargo, una copa de vino para digerir la carne, en comer una fruta verde o madura. En el mundo existen tantos placeres y el de los libros y la lectura es sólo una referencia de lo que la persona humana necesita y tiene derecho a gozar.
10.- Leer es hacer el amor con la vida, es participar de la orgía más universal y la única permitida, es unirse en oración por los héroes que murieron, es provocar que la energía del cosmos alumbre en las mentes y en los hogares que, aun teniendo energía eléctrica, viven a oscuras.
11.- Conocimos a Caperucita Roja en una épica aventura con el lobo feroz, luego la vimos paseando por Manhattan, y más recientemente ha estado en la zona rosa. Hasta parece muy probable que antes del nuevo siglo Caperucita Roja se convierta en símbolo de redención humana o de perdición, visto, claro está, desde la otra esquina: deja de ser la niña amable e inocente y pasa a ser la coqueta, la atrevida, la domadora de lobos feroces.
12.- El lobo feroz ha sido convertido en un criminal, en un delincuente de primera clase, en un asesino carnívoro que mata sin piedad. Hasta parece que Jack el Destripador se inspiró en nuestro buen amigo. Sin embargo, el lobito feroz ha tenido la oportunidad de defenderse ante la humanidad que lo ha criminalizado y ha construido su propia versión de los hechos. Y así, ha contado a cada lector, como si de un jurado se tratara, cómo es que realmente sucedió aquello de que él se comió a la abuelita de Caperucita y a la misma Caperucita e inclusive a los tres cerditos.
13.- Caperucita Roja no era una niña buena como se nos ha hecho creer. Tampoco lo era su abuelita y menos su madre. El sufrido aquí fue el lobito feroz, víctima del enamoramiento de Caperucita, quien en complicidad con su abuelita y un poco de astucia de su madre sedujo al pobrecito lobito feroz. Ante la negativa de éste, lo acusó con los leñadores y pues ya sabemos cómo terminó la historia. ¡Ah! Lo de los tres cerditos fue un accidente, no era intención de nuestro lobito feroz comérselos. El lobito feroz se había resfriado y le dio gripe. Y buscando una casita donde guarecerse del frío y de alguna brisa, quiso tocar a la puerta de sus amigos, con tan mala suerte que antes de tocar se le vino un estornudo tan fuerte que derribó las casas. Fue un accidente, no homicidio. Y si se los comió es porque de todas maneras las aves de rapiña los hubieran devorado.
14.- Nosotros somos el jurado de conciencia, aunque por conciencia hemos condenado a tantos inocentes. Y como tal, es nuestra obligación moral, social y políticamente correcta, hacer saber al lector nuestro veredicto y nuestra sentencia. La culpa, al final, no es ni de Caperucita Roja ni de nuestro buen amigo el Lobo Feroz sino de las épocas y de los malos escritores que son tan malos que pretenden darnos clases de moral cuando sólo deberían hacernos reír con sus historias.
15.- La literatura me ha enseñado que lo que una mujer o un hombre escribe es únicamente un retrato hablado de su propia figura, de su decadencia o de su realización como ser humano. Es así que descubrí a Hans Cristhian Andersen como un verdadero patito feo, luchando por alzar vuelo y conquistar las alturas como lo hacían sus amigos los gansos. Y a Mario Montenegro, como un caballito que se fuga de las páginas del cuaderno donde su propio hijo lo ha dibujado. A Leo Lionni, defendiendo el arte, con Frederick, uno de sus tantos hijos. Y me descubrí a mí, como un payaso de nombre Peluquín que quiere hacer una gran fiesta para las niñas y niños del mundo entero, donde la Princesa Luna y las luciérnagas, sus damas de compañía, serían homenajeadas por dar tanta luz y color a nuestras vidas.
16.- Para viajar a otros países ya no necesitamos de visas ni pasaportes. Basta que nos montemos en un libro. Basta que nos subamos en el Caballito de Palo y nos echemos a volar. Basta que le estrechemos nuestras manos a Tikki-Tikki Tembo. Basta que nos lancemos al mar y vivamos aventuras con el Pez Arco Iris. Basta que hablemos con María Candelaria y nos cuente de sus mazorcas. Estamos acabando con las fronteras sociales, literarias, culturales, aunque las fronteras geográficas las mantengamos por si acaso algún agente infiltrado que quiera presumir de libertad.
17.- La magia de leer y contar cuentos antes de dormir es un episodio que se ha registrado repetidas veces en la historia de la humanidad. Dormirse tranquilamente, después de haber leído o escuchado una lectura, te da la posibilidad de tener sueños relajados y de superar las pesadillas. Si en las pesadillas te perseguían los monstruos, en los sueños viajas por los caminos del arco iris, en la vida real ya puedes sentirte orgulloso y levantar en alto tu mano proclamando una victoria. Los libros nos hacen héroes. Y nos hacen libres para vivir en libertad.
18.- El octavo pecado capital debería ser declarado como la negación de los adultos a que las niñas y niños escuchen o lean. Y el castigo para quien incurra en este pecado debería ser ponerlo a dormir sobre una cama de libros de todos los tamaños, todos los colores y todas las historias posibles, hasta que se redima escribiendo y leyendo sobre sí.
19.- Sin duda alguna, el libro representa la octava maravilla del mundo y como tal se le debería dar ese título y todas las librerías y bibliotecas del mundo, así mismo, ostentar dicho título a grandes rasgos con diferentes tipos de letras, formas y colores, en sus entradas principales, sus paredes. De ser posible, que al libro se le pudiera poner en un altar.
20.- Es cierto que la mayor cantidad de libros posible se encuentra en las bibliotecas. Sin embargo, una biblioteca no es el lugar idóneo para un libro como tampoco la cárcel es el lugar apropiado para una persona decente y buena conducta. El encierro es para los delincuentes y criminales que atentan contra la paz y el bien común de nuestras sociedades. Pero si a un libro se le encierra detrás de una vitrina y se le pone etiquetas de clasificación sería porque alguien ya lo hubiere considerado como una amenaza, alguien que provoca la subversión de los pueblos, que desestabiliza la tranquilidad de las sociedades anquilosadas y que podría terminar en una revolución.
21.- La biblioteca no es un templo sagrado como para que se me prohíba leer en voz alta. Leer en voz alta es establecer un diálogo, es conversar con nuestro amigo el libro. Y en un diálogo hablamos los dos. Interactuamos los dos. Reímos los dos y lloramos los dos. Es la única conversación donde podemos contar abiertamente nuestros secretos, fantasías y miedos y tenemos la plena seguridad de que siempre será un secreto, una fantasía y un miedo, porque el libro es nuestro amigo, es fiel, nunca nos hará una traición.
22.- Cuando queramos entender algunas situaciones difíciles de la vida, pidámosle consejo al Principito. Si queremos saber cómo se desangran las flores, leamos Historia de una Rosa. Si queremos vivir aventuras, viajemos con Gulliver o démosle la vuelta al mundo en ochenta días. Si queremos volver a nuestra niñez, transformémonos en Peter Pan. No hay nada más hermoso que hacer las cosas que más nos gustan y que nos guste todo lo que hacemos.
23.- Podemos vivir arrechos durante cinco noches o buscarnos un diente, si nos falta, para que el amor de nuestra vida se anime, al fin, a darnos un beso. Podemos, si lo deseamos, hacernos invisibles y para volver a ser visibles robarle a la noche un pedacito de su oscuridad. Podemos luchar contra el dragón que quemaba cien bosques enteros en tan sólo diez segundos y salvar a la princesa Elizabeth y al príncipe Ronaldo, o dejar morir al príncipe y quedarnos con la princesa. O podríamos convertirnos en una cosa hambrienta y pedir más comida en un lenguaje que nadie nos pudiera entender.
24.- El libro no es un maestro, pero enseña; no es catequista ni religioso, pero adoctrina; no es un payaso, pero nos hace reír con tantas cosas inverosímiles; no es un mago, pero nos gustan las cosas que hace aparecer y desaparecer; no es un ladrón, pero nos roba nuestro tiempo y nos lo devuelve enriquecido; no es un hermano, pero hace que nos sintamos comprendidos; no es nuestro amante, pero nos permite vivir el mejor de los placeres.
25.- Una niña o un niño que no lee, se está privando de alcanzar el nirvana. Las abuelas y los abuelos que leen, tienen asegurada su resurrección. Las personas que queman libros son asesinos del pensamiento, homicidas de las ideas. Y los presos que leen, tienen segura su libertad. Los campesinos que leen, no serán más esclavos del trabajo ni del patrón. Y los patrones que leen, son condescendientes con sus trabajadores y practican la justicia.
26.- No existen ni buenos ni malos libros. Tampoco existen buenos o malos escritores. Son los editores los malos. Son ellos los que hacen que un libro no sea del agrado de cierto público. Es culpa de los editores si un libro es escupido o tirado a la basura. Los ilustradores también tienen su parte de culpa, al no leer correctamente las historias y plantear en imágenes lo que según ellos es lo adecuado, lo que sería del gusto de las niñas y niños.
27.- Un libro recoge la memoria de la humanidad. Sus deseos, sus miedos, sus ambiciones, sus fracasos y sus trampas. En sus páginas se pinta con acuarelas y al carbón mil y una historias que nunca hemos contado ni escuchado. Historias sin fin. Historias de amor. Historias de bandidos. Revelaciones misteriosas. De visitantes nocturnos que vienen del más allá. De expediciones a través del tiempo.
28.- Al leer se desarrolla una relación tan estrecha, tan íntima, entre el libro y el lector, que uno como lector termina siendo cómplice. Y cuando no, suplanta al personaje-protagonista y se roba la historia, asume la historia como de sí. Al leer, uno se introduce tanto en la historia que termina siendo parte de ella.
29.- Las mejores aventuras que una niña o un niño podría vivir es escuchar un cuento sentado en las piernas de su madre o de su padre. Esta imagen formará parte de los grandes tesoros que el niño o la niña cuidará por siempre y la guardará en su memoria. Bien puede ser una leyenda indígena, una historia de familia, o algo de las múltiples andanzas que en la época de adolescente se vivieron.
Un patito feo llamado Hans Cristhian Andersen
30.- El mundo literario infantil es un mundo poco explorado. Pocas personas asumen el riesgo escribiendo una historia que ignoran si tendrá o no aceptación. Resulta más fácil escribir para lectores con experiencia, lectores avanzados, que podrían digerir, si no con facilidad, al menos, con cierta regularidad uno que otro libro cuyo tema resulte de interés, y no para lectores que apenas empiezan a formarse y que son bombardeados constantemente por la TV y las historias que han sido degeneradas por Disney World.
31.- Aventurarse a escribir para niñas y niños es un privilegio de pocos. Sin embargo, el éxito de la literatura infantil no radica en escribir para niñas y niños del mundo entero sino en escribir lo que a nuestro niño interior le interesa. Escribir para uno mismo, pues. Cuanto más un escritor escriba sobre sí mismo o permita el reflejo de sus pasiones en todo lo que escribe, más aceptación tendrá. Ese es el secreto y el arte de saber comunicarse.

El Viejo, 2 y 3 de abril de 2012

José Luis Núñez