A Propósito del 2 de abril, Día Internacional de la literatura y el libro infantil en honor a Hans Cristhian Andersen
José María "Chema" Campos compartiendo la lectura de un cuento en la Feria Internacional del Libro en Centroamérica, 22 de septiembre de 2007 |
1.- La literatura para niñas y niños es tan amplia, tan
diversa y tan de buena calidad, pero tan poco vivida en las escuelas de
Nicaragua, que las y los docentes no tienen otra alternativa sino que recurrir
a los miserables libros de textos que destruyen el alma, aniquilan la
creatividad y secuestran la imaginación. Y recurren a ellos no sólo como una
necesidad ante la carencia sino empujados por las políticas educativas que
hacen de la carencia una estrategia para matar el poco pensamiento que se
escurre en las aulas de clase.
2.- Promover el gusto por los libros en nuestra niñez nicaragüense
resulta una tarea bastante difícil si consideramos que nadie puede dar a otros
lo que no tiene, lo que nunca ha recibido, y si tomamos en cuenta que a
nuestros docentes nunca se les inculcó este gusto que no es ni tan nuevo pero
sí tan poco promovido, todo intento sería un fracaso, una inversión inútil, si
no se cuenta con las estrategias mínimas para vencer estas dificultades.
3.- La imaginación y la creatividad son como dos estómagos
unidos e inseparables, tan inseparables que ni siquiera una intervención
quirúrgica podría desunirlos. No es posible alimentar a uno y hacerle aguantar
hambre al otro. Y la única manera de alimentarles es dándoles de comer un
poquito de imaginación y otro poquito de creatividad. Este alimento es tan
común y ni siquiera es escaso. Se le encuentra en los cuentos de hadas, en las
fábulas, en los cuentos de caminos, en las aventuras del latinoamericano Tío Coyote
y Tío Conejo, en las tradiciones indígenas, en fin, en los libros y en las mil
y una historias que cuentan las abuelas y los abuelos a sus nietos.
4.- Si nuestras células necesitan de vitaminas para
seguirse multiplicando y poder darle movilidad a nuestro cuerpo, de igual
manera nuestro espíritu necesita de estímulos para estar más vivo, sentirse más
vivo, para darle movilidad a esta nuestra vida que con pocas ganas ya camina
hacia la desesperanza.
5.- Un docente que da de comer a sus estudiantes un poquito
de imaginación y otro poquito de creatividad y que les da a beber jarabes de
fantasía, sería un docente que ha despertado a una nueva realidad posible, un
mundo de libertad plena, de sueños y esperanzas, de posibilidades infinitas,
como el encontrarse con el yo, el reconocerse como sujeto de derecho y artífice
de su propia historia. Pensar en un docente así es pensar y creer que el
sistema no podría atar ni esclavizar a las personas por los siglos de los
siglos.
6.- La Biblia cristiana tanto como El Popol Vuh (que es la
Biblia Indígena, escrita por el pueblo maya-quiché) hablan de un proceso de
creación, donde todas las cosas que vemos, tocamos y sentimos fueron puestas
para el deleite de nuestros ojos, de nuestra boca, de nuestros oídos, de
nuestra nariz, de nuestras manos y nuestros pies, para la satisfacción plena de
nuestro espíritu que en el orgasmo universal forma un solo espíritu con el de
los animales, el de los bosques y el de las estrellas. Pero ese proceso de
creación fue solo una motivación inicial, no se ha terminado, continúa en cada
niño, en cada niña, en cada mujer, en cada joven, en cada hombre, en cada
persona que se sienta un rato a pensar, a buscar maneras y alternativas para
enfrentar adversidades o festejar triunfos, celebrar victorias.
7.- Nadie, absolutamente nadie, en pleno siglo 21, podría
argumentar la imposibilidad de alimentar nuestras fantasías y nuestros sueños.
Nadie, absolutamente nadie, podría invocar carencias de creación literaria y
justificar así el crimen que se comete contra tantos y tantos millones de niñas
y niños que no asisten a la escuela y tampoco se les lee un cuento en cualquier
parte de este planeta. La carencia económica tendría validez como argumento si
y sólo si los pocos ingresos se destinan para medio nutrir los miles de
pancitas que sufren ante la falta de un plato de frijoles y cundidas de
parásitos, y no para ir a cancelar viejas deudas adquiridas en el vicio, tales
como el consumo de cigarrillos, de alcohol, drogas, etc.
8.- Es comprensible que en una familia de recursos
escasísimos y varios miembros, y de la cual el sistema sólo se ha preocupado
por empobrecerla más, no se lea un libro, pero no se justifica, porque esta
familia tiene iguales derechos aun si viviera en las extremidades más
paupérrimas del planeta, lo mismo que una familia que vive con decencia y come
hasta hartarse en la capital, en sus restaurantes, sus centros comerciales, y
en todo eso que llaman “el pie derecho de la civilización”.
9.- El gusto por los libros y la lectura debemos entenderlo
como un principio inviolable de autoestima y el desarrollo humano. Hay quienes
se placen en tomar un trago de café amargo, una copa de vino para digerir la
carne, en comer una fruta verde o madura. En el mundo existen tantos placeres y
el de los libros y la lectura es sólo una referencia de lo que la persona
humana necesita y tiene derecho a gozar.
10.- Leer es hacer el amor con la vida, es participar de la
orgía más universal y la única permitida, es unirse en oración por los héroes
que murieron, es provocar que la energía del cosmos alumbre en las mentes y en
los hogares que, aun teniendo energía eléctrica, viven a oscuras.
11.- Conocimos a Caperucita Roja en una épica aventura con
el lobo feroz, luego la vimos paseando por Manhattan, y más recientemente ha
estado en la zona rosa. Hasta parece muy probable que antes del nuevo siglo
Caperucita Roja se convierta en símbolo de redención humana o de perdición,
visto, claro está, desde la otra esquina: deja de ser la niña amable e inocente
y pasa a ser la coqueta, la atrevida, la domadora de lobos feroces.
12.- El lobo feroz ha sido convertido en un criminal, en un
delincuente de primera clase, en un asesino carnívoro que mata sin piedad.
Hasta parece que Jack el Destripador se inspiró en nuestro buen amigo. Sin
embargo, el lobito feroz ha tenido la oportunidad de defenderse ante la
humanidad que lo ha criminalizado y ha construido su propia versión de los
hechos. Y así, ha contado a cada lector, como si de un jurado se tratara, cómo
es que realmente sucedió aquello de que él se comió a la abuelita de Caperucita
y a la misma Caperucita e inclusive a los tres cerditos.
13.- Caperucita Roja no era una niña buena como se nos ha
hecho creer. Tampoco lo era su abuelita y menos su madre. El sufrido aquí fue
el lobito feroz, víctima del enamoramiento de Caperucita, quien en complicidad
con su abuelita y un poco de astucia de su madre sedujo al pobrecito lobito
feroz. Ante la negativa de éste, lo acusó con los leñadores y pues ya sabemos
cómo terminó la historia. ¡Ah! Lo de los tres cerditos fue un accidente, no era
intención de nuestro lobito feroz comérselos. El lobito feroz se había
resfriado y le dio gripe. Y buscando una casita donde guarecerse del frío y de
alguna brisa, quiso tocar a la puerta de sus amigos, con tan mala suerte que
antes de tocar se le vino un estornudo tan fuerte que derribó las casas. Fue un
accidente, no homicidio. Y si se los comió es porque de todas maneras las aves
de rapiña los hubieran devorado.
14.- Nosotros somos el jurado de conciencia, aunque por
conciencia hemos condenado a tantos inocentes. Y como tal, es nuestra
obligación moral, social y políticamente correcta, hacer saber al lector
nuestro veredicto y nuestra sentencia. La culpa, al final, no es ni de
Caperucita Roja ni de nuestro buen amigo el Lobo Feroz sino de las épocas y de
los malos escritores que son tan malos que pretenden darnos clases de moral
cuando sólo deberían hacernos reír con sus historias.
15.- La literatura me ha enseñado que lo que una mujer o un
hombre escribe es únicamente un retrato hablado de su propia figura, de su
decadencia o de su realización como ser humano. Es así que descubrí a Hans
Cristhian Andersen como un verdadero patito feo, luchando por alzar vuelo y
conquistar las alturas como lo hacían sus amigos los gansos. Y a Mario
Montenegro, como un caballito que se fuga de las páginas del cuaderno donde su
propio hijo lo ha dibujado. A Leo Lionni, defendiendo el arte, con Frederick,
uno de sus tantos hijos. Y me descubrí a mí, como un payaso de nombre Peluquín que
quiere hacer una gran fiesta para las niñas y niños del mundo entero, donde la Princesa
Luna y las luciérnagas, sus damas de compañía, serían homenajeadas por dar
tanta luz y color a nuestras vidas.
16.- Para viajar a otros países ya no necesitamos de visas
ni pasaportes. Basta que nos montemos en un libro. Basta que nos subamos en el
Caballito de Palo y nos echemos a volar. Basta que le estrechemos nuestras
manos a Tikki-Tikki Tembo. Basta que nos lancemos al mar y vivamos aventuras
con el Pez Arco Iris. Basta que hablemos con María Candelaria y nos cuente de
sus mazorcas. Estamos acabando con las fronteras sociales, literarias,
culturales, aunque las fronteras geográficas las mantengamos por si acaso algún
agente infiltrado que quiera presumir de libertad.
17.- La magia de leer y contar cuentos antes de dormir es
un episodio que se ha registrado repetidas veces en la historia de la
humanidad. Dormirse tranquilamente, después de haber leído o escuchado una
lectura, te da la posibilidad de tener sueños relajados y de superar las
pesadillas. Si en las pesadillas te perseguían los monstruos, en los sueños
viajas por los caminos del arco iris, en la vida real ya puedes sentirte
orgulloso y levantar en alto tu mano proclamando una victoria. Los libros nos
hacen héroes. Y nos hacen libres para vivir en libertad.
18.- El octavo pecado capital debería ser declarado como la
negación de los adultos a que las niñas y niños escuchen o lean. Y el castigo
para quien incurra en este pecado debería ser ponerlo a dormir sobre una cama
de libros de todos los tamaños, todos los colores y todas las historias
posibles, hasta que se redima escribiendo y leyendo sobre sí.
19.- Sin duda alguna, el libro representa la octava
maravilla del mundo y como tal se le debería dar ese título y todas las
librerías y bibliotecas del mundo, así mismo, ostentar dicho título a grandes
rasgos con diferentes tipos de letras, formas y colores, en sus entradas
principales, sus paredes. De ser posible, que al libro se le pudiera poner en
un altar.
20.- Es cierto que la mayor cantidad de libros posible se
encuentra en las bibliotecas. Sin embargo, una biblioteca no es el lugar idóneo
para un libro como tampoco la cárcel es el lugar apropiado para una persona
decente y buena conducta. El encierro es para los delincuentes y criminales que
atentan contra la paz y el bien común de nuestras sociedades. Pero si a un
libro se le encierra detrás de una vitrina y se le pone etiquetas de
clasificación sería porque alguien ya lo hubiere considerado como una amenaza,
alguien que provoca la subversión de los pueblos, que desestabiliza la
tranquilidad de las sociedades anquilosadas y que podría terminar en una
revolución.
21.- La biblioteca no es un templo sagrado como para que se
me prohíba leer en voz alta. Leer en voz alta es establecer un diálogo, es
conversar con nuestro amigo el libro. Y en un diálogo hablamos los dos.
Interactuamos los dos. Reímos los dos y lloramos los dos. Es la única
conversación donde podemos contar abiertamente nuestros secretos, fantasías y
miedos y tenemos la plena seguridad de que siempre será un secreto, una
fantasía y un miedo, porque el libro es nuestro amigo, es fiel, nunca nos hará
una traición.
22.- Cuando queramos entender algunas situaciones difíciles
de la vida, pidámosle consejo al Principito. Si queremos saber cómo se
desangran las flores, leamos Historia de una Rosa. Si queremos vivir aventuras,
viajemos con Gulliver o démosle la vuelta al mundo en ochenta días. Si queremos
volver a nuestra niñez, transformémonos en Peter Pan. No hay nada más hermoso
que hacer las cosas que más nos gustan y que nos guste todo lo que hacemos.
23.- Podemos vivir arrechos durante cinco noches o
buscarnos un diente, si nos falta, para que el amor de nuestra vida se anime,
al fin, a darnos un beso. Podemos, si lo deseamos, hacernos invisibles y para
volver a ser visibles robarle a la noche un pedacito de su oscuridad. Podemos
luchar contra el dragón que quemaba cien bosques enteros en tan sólo diez
segundos y salvar a la princesa Elizabeth y al príncipe Ronaldo, o dejar morir
al príncipe y quedarnos con la princesa. O podríamos convertirnos en una cosa
hambrienta y pedir más comida en un lenguaje que nadie nos pudiera entender.
24.- El libro no es un maestro, pero enseña; no es
catequista ni religioso, pero adoctrina; no es un payaso, pero nos hace reír
con tantas cosas inverosímiles; no es un mago, pero nos gustan las cosas que
hace aparecer y desaparecer; no es un ladrón, pero nos roba nuestro tiempo y
nos lo devuelve enriquecido; no es un hermano, pero hace que nos sintamos
comprendidos; no es nuestro amante, pero nos permite vivir el mejor de los
placeres.
25.- Una niña o un niño que no lee, se está privando de
alcanzar el nirvana. Las abuelas y los abuelos que leen, tienen asegurada su
resurrección. Las personas que queman libros son asesinos del pensamiento,
homicidas de las ideas. Y los presos que leen, tienen segura su libertad. Los
campesinos que leen, no serán más esclavos del trabajo ni del patrón. Y los
patrones que leen, son condescendientes con sus trabajadores y practican la
justicia.
26.- No existen ni buenos ni malos libros. Tampoco existen
buenos o malos escritores. Son los editores los malos. Son ellos los que hacen
que un libro no sea del agrado de cierto público. Es culpa de los editores si
un libro es escupido o tirado a la basura. Los ilustradores también tienen su
parte de culpa, al no leer correctamente las historias y plantear en imágenes
lo que según ellos es lo adecuado, lo que sería del gusto de las niñas y niños.
27.- Un libro recoge la memoria de la humanidad. Sus
deseos, sus miedos, sus ambiciones, sus fracasos y sus trampas. En sus páginas
se pinta con acuarelas y al carbón mil y una historias que nunca hemos contado
ni escuchado. Historias sin fin. Historias de amor. Historias de bandidos.
Revelaciones misteriosas. De visitantes nocturnos que vienen del más allá. De
expediciones a través del tiempo.
28.- Al leer se desarrolla una relación tan estrecha, tan
íntima, entre el libro y el lector, que uno como lector termina siendo
cómplice. Y cuando no, suplanta al personaje-protagonista y se roba la
historia, asume la historia como de sí. Al leer, uno se introduce tanto en la
historia que termina siendo parte de ella.
29.- Las mejores aventuras que una niña o un niño podría
vivir es escuchar un cuento sentado en las piernas de su madre o de su padre.
Esta imagen formará parte de los grandes tesoros que el niño o la niña cuidará
por siempre y la guardará en su memoria. Bien puede ser una leyenda indígena,
una historia de familia, o algo de las múltiples andanzas que en la época de
adolescente se vivieron.
Un patito feo llamado Hans Cristhian Andersen |
31.- Aventurarse a escribir para niñas y niños es un
privilegio de pocos. Sin embargo, el éxito de la literatura infantil no radica
en escribir para niñas y niños del mundo entero sino en escribir lo que a
nuestro niño interior le interesa. Escribir para uno mismo, pues. Cuanto más un
escritor escriba sobre sí mismo o permita el reflejo de sus pasiones en todo lo
que escribe, más aceptación tendrá. Ese es el secreto y el arte de saber
comunicarse.
El Viejo, 2 y 3 de abril de 2012
José Luis Núñez